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julio 16, 2022

La Sociedad Secreta "La Trinitaria"

 

Fundación de La Trinitaria

 Fundación de La Trinitaria

El 16 de julio de 1838 Duarte fundó una sociedad secreta a la cual llamó La Trinitaria, que ayudó a socavar la ocupación haitiana. Algunos de sus primeros miembros incluyeron: Juan Isidro Pérez, Pedro Alejandro Pina, Jacinto de la Concha, Félix María Ruiz, José María Serra, Benito González, Felipe Alfáu y Juan Nepomuceno Ravelo (más adelante se unirían Matías Ramón Mella y Francisco del Rosario Sánchez, adquiriendo un rol protagónico junto a Duarte).
Los trinitarios hacían su trabajo político a partir de una estructura celular clandestina. Los iniciados hacían el juramento de luchar por la independencia de la República Dominicana bajo el lema "Dios, Patria y Libertad".



En 1840 para sus actividades públicas constituyeron otra sociedad llamada La Filantrópica, que llevaba por lema "Paz, unión y amistad", y tenía una presencia más pública, tratando de difundir las ideas veladas de liberación a través de escenarios teatrales. Entre las obras que se llegaron a representar están: "Roma Libre" del dramaturgo italiano Vittorio Alfieri, "La viuda de Padilla" de Francisco Martínez de la Rosa, "Un día del año 23 en Cádiz" de Eugenio de Ochoa, entre otras. Luego de varios intentos fallidos, los trinitarios no se sentían a vasto y fundaron La Dramática. En esta tercera sociedad, todos los trinitarios ahora se dedicaban a la actuación.
Para ese momento el régimen impuesto por Boyer se había transformado de un gobierno liberal y progresista a una dictadura con graves problemas económicos y resistencia interna en su territorio original. Los trinitarios se unen al movimiento revolucionario haitiano denominado La Reforma que derrocó a Boyer en febrero de 1843, colocando a Charles Hérard en la presidencia de Haití.
Duarte encabezó dicho movimiento en la ciudad de Santo Domingo, desempeñando un papel decisivo que lo convierte en el líder político principal en ese entonces. Pero delatadas las actividades independentistas de los trinitarios, el nuevo presidente Hérard encabeza una ocupación militar de las provincias dominicanas con el objetivo de desarticular al liderazgo separatista.

OTTO MORALES EFRES

 

junio 02, 2022

Teniente Amado García Guerrero

 

Teniente Amado García Guerrero, asesinado el mismo día de su cumpleaños, ¡¡hace hoy 61 años!! ¡¡HONOR A SU HEROICA MEMORIA!!

 


SANTO DOMINGO, el 2 de junio del año 1961, agentes del Servicio de Inteligencia Militar (SIM), acribillaron a balazos al teniente Amado García Guerrero, quien la noche del día 30 de mayo de 1961 había participado en el ataque que culminó con el asesinato del dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina.

 


El teniente Amado García Guerrero había permanecido oculto desde que terminó el atentado en una residencia que le consiguió un pariente, pero el día 2 de junio en la tarde decidió trasladarse en un carro público a la residencia de una tía en la avenida San Martín número 59. Allí almorzó y se quitó su uniforme que estaba sucio, lo puso en una silla y durmió una siesta en ropa interior.

 

El escritor Bernard Diederich, en su obra “Trujillo la muerte del dictador”, cita la versión de que un informador llamó al SIM y denunció que un hombre que podría ser Amado García Guerrero estaba en la casa número 59 de la avenida San Martín. Agentes del SIM rodearon la vivienda y un efectivo de apellido Rodríguez le pidió que se rindiera, pero Amado García Guerrero saltó del diván de la sala, abrió la puerta y le hizo un disparo en el corazón a Rodríguez, quien cayó muerto antes poder llegar a la acera.

Bernard Diederich, apunta que los otros agentes respondieron con un fuego graneado de sus metralletas. Amado, se retiró al salón mientras su tía se refugiaba en la parte trasera de la casa.

 

En unos minutos el combate había terminado. Amado vació su pistola 45, la volvió a cargar y tuvo tiempo de hacer dos tiros más antes de que el raso Ciriaco de la Rosa lo matara a balazos.

 

El cuerpo del teniente Amado García Guerrero, ensangrentado, vestido sólo en ropa interior, fue arrastrado hacia la calle y fotografiado. “Entonces, a la manera de los cazadores que regresan con el cadáver de un animal, los agentes del SIM pusieron el cuerpo de Amado en el techo del carro y lo agarraron por los brazos y las piernas desde la parte interior del carro mientras regresaban a los cuarteles”.

 

Al contar el hecho, el escritor británico resalta que “A la turba allí reunida se la dejó saquear y destruir la casa. No había protección policial para el que facilitara refugio a un enemigo del régimen. La tía del teniente Amado García Guerrero no tenía hogar adonde regresar cuando, después de varios días de interrogatorios en el kilómetro 9, de la carretera Mella, fue puesta en libertad”.

 

El teniente Amado García Guerrero pertenecía al Cuerpo de Ayudantes Militares de la Presidencia de la República, la noche del 30 de mayo de 1961, cuando participó en el ataque que terminó con la vida del dictador Trujillo. En la acción sufrió una herida menor en una pierna.

 

Luego del asesinato de Trujillo en la República Dominicana se desató una situación de terror contra los familiares, y amigos de los hombres de la gesta de mayo de 1961

 

Texto: Héctor Tineo

marzo 18, 2022

La Anexión a España

 

La Anexión a España, luego de nuestra independencia, hace 155 años
La anexión a España fue proclamada el 18 de marzo de 1861. Con la consumación de este hecho la República Dominicana perdió su soberanía, convirtiéndose nuevamente en una colonia de España. Su ideólogo y sustentador fue el general Pedro Santana, siempre con el propósito de recibir beneficios personales o grupales a cambio del perjuicio nacional.
Los dominicanos en su gran mayoría estaban en contra de la Anexión. Sin embargo, Santana presentó la solicitud al Gobierno de España simulando que todo el pueblo simpatizaba con esa medida. Algunos sectores manifestaron su desacuerdo con esa acción antipatriótica de Pedro Santana.
El Padre Fernando Arturo de Meriño protestó formalmente mediante un sermón y luego intentó organizar un levantamiento militar de carácter nacional, pero fracasó en esa iniciativa.
El patriota Francisco del Rosario Sánchez, que se encontraba en el exilio, al conocer que Santana había concebido negociar la independencia dominicana frente a España, decidió organizar un levantamiento militar para impedir que la Anexión fuera una realidad. El proyecto de Sánchez, denominado la Revolución de la Regeneración Dominicana, fue apoyado por el presidente de Haití Fabre Geffrard, quien permitió la utilización del territorio haitiano para organizar el movimiento y penetrar en la República Dominicana.

Los revolucionarios fueron descubiertos, fusilados por Santana y los españoles obligaron al Gobierno haitiano a pagar una indemnización por ofrecerle apoyo a Sánchez.
El 2 de mayo de 1861 se produjo la rebelión de Moca en oposición a la Anexión. Los insurrectos intentaron apoderarse de la Comandancia de Armas, pero terminaron derrotados.
También en San Francisco de Macorís y Puerto Plata sucedieron levantamientos contra el dominio español. La Anexión significó para los dominicanos el control militar y político por parte de las autoridades españolas hasta 1865. Sin embargo, la oposición nunca se detuvo.
En 1863 en la localidad de Capotillo se inició la Guerra Restauradora, un levantamiento armado de carácter nacional que, después de dos años, logró restaurar la soberanía.


febrero 23, 2022

El golpe de estado a Horacio Vásquez por parte de Trujillo y Estrella Ureña

 

El golpe de estado a Horacio Vásquez por parte de Trujillo y Estrella Ureña

 


Sale a la luz en Santiago de los Caballeros, el movimiento conspirativo que culminó con el derrocamiento del presidente Horacio Vásquez, lo que permitiría tomar el poder al jefe del Ejército Nacional, general Rafael Leónidas Trujillo Molina.



El manifiesto del 23 de febrero de 1930 fue redactado por el doctor Joaquín Balaguer, quien formaba parte del plan conspirativo contra el presidente Horacio Vásquez.

En su obra “Memorias de un Cortesano de la Era de Trujillo”, Balaguer afirma que él fue el redactor del Manifiesto del Movimiento del 23 de febrero de 1930, que puso fin al Gobierno de Horacio Vásquez, con lo que comenzó el proyecto para el general Rafael Leónidas Trujillo, tomara el poder, lo que ocurriría el 16 de agosto de 1930.

 


La principal cara visible de los conspiradores fue el licenciado Rafael Estrella Ureña, quien había sido uno de los ministros de mayor influencia en el Gobierno de Horacio Vásquez, pero rompió con su líder cuando decidió reelegirse.

 

Rafael Estrella Ureña, sin advertirlo, fue usado por el general Trujillo. Cuando estalló el golpe, la Legación de Estados Unidos advirtió que no toleraría que tomara el poder el jefe del Ejército Nacional.

En efecto, asumió la Presidencia Provisional el licenciado Rafael Estrella Ureña, quien luego llegó a un acuerdo con Trujillo para apoyarlo como candidato presidencial con el binomio Trujillo-Estrella Ureña.

 

Durante su Gobierno Provisional, Estrella Ureña no logró alcanzar el poder, ya que estaba en manos de Trujillo, quien luego pasó a retiro y se presentó como candidato presidencial.

 

En una campaña electoral caracterizada por la represión en contra de los adversarios de Trujillo, de la Alianza Nacional-Progresista, que llevaba como candidato a la Presidencia al licenciado Federico Velásquez y a vicepresidente al licenciado Ángel Morales, el candidato oficialista logró imponerse.

 

El Ejército Nacional reprimió a los opositores y el 15 de mayo de 1930 fueron retiradas las candidaturas de Velásquez y Morales, lo que dejó el camino a Trujillo libre de obstáculos para ser declarado ganador de las elecciones celebradas el día siguiente, el 16 de mayo de 1930.

A pesar de la represión, la Junta Central Electoral declaró el 24 de mayo de 1930, al binomio Trujillo-Estrella Ureña ganador de las elecciones.

Trujillo y Estrella Ureña tomaron posesión el 16 de agosto de 1930, pero rompieron al poco tiempo y comenzó en el país un régimen dictatorial que se prolongó hasta el 30 de mayo de 1961, cuando Trujillo fue asesinado.

Joaquín Balaguer, quien nació en Navarrete, Santiago, el 1 de septiembre de 1906, es el único político dominicano que fue juramentado siete veces presidente de la República. Además, fue el único declarado ganador de seis elecciones.

 

Joaquín Balaguer también es el único dominicano que tuvo la oportunidad de mantener el liderazgo de uno de los partidos mayoritarios del país, el Reformista Social Cristiano, el cual fundó en Puerto Rico, cuando se encontraba en el exilio en el año 1964.

 

Texto: Héctor Tineo

enero 26, 2022

Juan Pablo Duarte y Diez

 

Juan Pablo Duarte y Diez, el más grande dominicano de todos los tiempos, nació en la ciudad de Santo Domingo el 26 de enero de 1813. Sus padres fueron el comerciante español Juan José Duarte, oriundo de Vejer de la Frontera en la provincia española de Cádiz, y Manuela Diez Jiménez, oriunda de El Seibo, hija a su vez de padre español y madre dominicana.



Luego de que las tropas haitianas, dirigidas por Toussaint L'Ouverture llegaron al país en 1801, tomando posesión de la ciudad de Santo Domingo, los Duarte salieron hacia Puerto Rico. La familia regresó al país luego de terminada la guerra de la Reconquista en 1809, cuando el país volvió a ser colonia española.

Su padre trabajó tesonera y provechosamente en su negocio de efectos de marina y ferretería, único en su género en la ciudad de entonces, situado en la margen occidental del río Ozama, en la zona conocida con el nombre de La Atarazana.

La Niñez Y Adolescencia de Duarte

Juan Pablo fue bautizado en la Iglesia de Santa Bárbara el 4 de febrero de 1813. Sus primeras enseñanzas las recibió de su madre y, más tarde, asistió a una pequeña escuela de párvulos dirigida por una profesora de apellido Montilla. De allí pasó a una escuela primaria para varones, donde desde muy temprano dio muestras de una gran inteligencia. Fue admitido más tarde en la escuela de don Manuel Aybar, completando sus conocimientos de lectura, escritura, gramática y aritmética elemental.



Siendo casi un niño recibió clases sobre teneduría de libros para pasar, ya adolescente bajo la tutoría del doctor Juan Vicente Troncoso, uno de los más sabios profesores de entonces. Con él estudió Filosofía y Derecho Romano, mostrando, una vez más, su gran deseo de superación y de amor por los estudios.

En 1828 o en 1829, con apenas quince años, y acompañado del señor Pablo Pujols, comerciante ligado a su familia, sale vía Estados Unidos, Inglaterra, y Francia rumbo a España, radicándose en Barcelona, donde tenía parientes. Poco se conoce de Duarte durante su permanencia en España.



Para 1831 o 1832 aparece de nuevo en Santo Domingo y trabaja en el negocio de su padre. Realiza una intensa vida social que le liga a importantes sectores de la pequeña burguesía urbana. Es testigo de matrimonios, apadrina bautizos y asiste a reuniones de carácter cultural. Esa vivencia de la sociedad es la que le permite percibir que existe un sentimiento patriótico que rechaza la presencia de los haitianos en el país. El mérito de Duarte, como patriota y como político organizador estriba, fundamentalmente, en que supo interpretar el momento histórico que vivía la sociedad dominicana de aquel entonces, renuente en sus capas más decisivas a aceptar la dominación haitiana. Para ese momento el gobierno de Boyer había envejecido y de un gobierno liberal y progresista, pasó a ser una dictadura con graves problemas económicos y resistencia interna en su territorio original.

Fundación de la Trinitaria




El 16 de julio de 1838, después de haber realizado una discreta labor de proselitismo, fundó la sociedad secreta “La Trinitaria”. para que asumiera la responsabilidad de dirigir las actividades. Esta sociedad, que respondía a una estructura celular, tenía por lema “Dios, Patria y Libertad” y sus primeros miembros fueron Juan Pablo Duarte, Juan Isidro Pérez, Pedro Alejandro Pina, Jacinto de la Concha, Félix María Ruiz, José María Serra, Benito González, Felipe Alfau y Juan Nepomuceno Ravelo. Más adelante surgió otra sociedad “La Filantrópica” destinada a realizar una importante labor de propaganda mediante la representación de piezas teatrales.

Duarte tenía antes de la independencia un definido concepto de la nación dominicana y de sus integrantes. En su proyecto de constitución dice con claridad que la bandera dominicana puede cobijar a todas las razas, no excluye ni da predominio a ninguna. Su concepción de la República era la de un patriota, republicano, anticolonialista, liberal y progresista.

Cuando se inició en 1843 la revolución contra Boyer que repercutió en la parte oriental de la isla, Duarte encabeza el movimiento reformista en la ciudad de Santo Domingo. Juega un papel decisivo que lo llevó al liderato de los republicanos que luchaban por la independencia.

Las circunstancias lo obligaron, más tarde, junto a otros compañeros a abandonar el país. Pero al ausentarse del territorio nacional sus compañeros, encabezados por Francisco del Rosario Sánchez y Matías Ramón Mella, llevaron a cabo las gestiones finales del movimiento. Redactaron el Manifiesto del 16 de enero de 1844 en el cual quedaron plasmados los principios republicanos y liberales que Duarte predicó durante años y ratificaron, en el cuerpo de ese documento, la firme voluntad de crear un Estado soberano.

Después del 27 de febrero regresó a su patria, y se incorporó a la Junta Central Gubernativa dominada por los sectores más conservadores que no tenían fe en la viabilidad de la República. Se inició un proceso de luchas internas que culminó con la expulsión del territorio nacional de los patriotas fundadores del Estado dominicano.

Ese Estado que nace a la vida pública, llevando en su seno oportunistas, conservadores y anexionistas en las más altas posiciones usurpadas a los iniciadores del movimiento separatista, que encarnaron siempre la vocación de sacrificio y el amor a la libertad de la mayoría del pueblo.

Falleció en Caracas, Venezuela, el 15 de julio de 1876 a los 63 años.

diciembre 21, 2021

El Sermón de Montesinos

 

21 de diciembre de 1511, el Sermón de Montesinos.

El 21 de diciembre de 1511, el cuarto domingo de Adviento, subía al púlpito de la iglesia de los dominicos en La Española (Santo Domingo) fray Antón Montesino para pronunciar un memorable sermón, que se convertiría en una de las primeras y más radicales denuncias de los abusos de la conquista española en Abya-Yala y en un antecedente del pensamiento latinoamericano liberador.



Ha llegado hasta nosotros gracias a la profética e incisiva pluma de fray Bartolomé de Las Casas, que recoge lo sustancial de la prédica y las reacciones a la misma en el tercer libro de su Historia de las Indias (tomo II, M. Aguilar Editor, Madrid, s/f, páginas 385-395).

El sermón fue preparado por todos los miembros de la comunidad de Santo Domingo, quienes lo firmaron de su puño y letra para dejar constancia de la autoría colectiva y de la relevancia de tan decisiva pieza oratoria. Los dominicos lo habían preparado a conciencia a partir de sus propias averiguaciones sobre el "crudelísimo y aspérrimo cautiverio" al que los encomenderos españoles sometían a los indios en las minas de oro y otras granjerías, y tras escuchar numerosos testimonios sobre la "tiránica injusticia" y las "execrables crueldades" contra los nativos, tratados como animales "sin compasión ni blandura", y "sin piedad ni misericordia", según la descripción de Las Casas.

Tras tan concienzudo análisis de la realidad acordaron denunciar desde el púlpito el régimen de la encomienda por considerarlo contrario "a la ley divina, natural y humana".

El vicario Pedro de Córdoba encargó pronunciar el sermón a fray Antón Montesino, uno de los primeros dominicos en llegar a la isla, afamado predicador, hombre de letras, muy animoso, "aspérrimo en reprender vicios", "muy colérico en sus palabras" y "eficacísimo en sus frutos". El templo estaba a rebosar. Ocupaban los primeros puestos las principales autoridades coloniales, entre ellas el almirante Diego de Colón, hijo del conquistador. También estaba presente el clérigo Bartolomé de Las Casas, en su calidad de encomendero.

Ante un público tan cualificado, el predicador no tuvo pelos en la lengua y habló de esta guisa:

"Voz del que clama en el desierto. Todos estáis en pecado mortal y en él vivís y morís, por la crueldad y tiranía que usáis con estas inocentes gentes. Decid, ¿con qué derecho y con qué justicia tenéis en tan cruel y horrible servidumbre aquestos indios? ¿Con qué autoridad habéis hecho tan detestables guerras a estas gentes que estaban en sus tierras mansas y pacíficas, donde tan infinitas dellas, con muertes y estragos nunca oídos, habéis consumido? ¿Cómo los tenéis tan opresos y fatigados, sin dalles de comer ni curallos en sus enfermedades, que de los excesivos trabajos que les dais incurren y se os mueren, y por mejor decir los matáis, por sacar y adquirir oro cada día? ¿Y qué cuidado tenéis de quien los doctrine y conozcan a su Dios y creador, sean baptizados, oigan misa, guarden las fiestas y domingos? ¿Estos, no son hombres? ¿No tienen ánimas racionales? ¿No sois obligados a amallos como a vosotros mismos? ¿Esto no entendéis, esto no sentís? ¿Cómo estáis en tanta profundidad, de sueño tan letárgico, dormidos? Tened por cierto, que en el estado que estáis, no os podéis más salvar, que los moros o turcos que carecen y no quieren la fe en Jesucristo".

Terminada la misa, Diego de Colón y los oficiales reales se dirigieron al convento de los dominicos para reprender al predicador por el escándalo sembrado en la ciudad, acusarlo de "deservicio" al Rey y exigirle que se retractase en público el domingo siguiente. Siete días después, fray Antón Montesino volvió a subir al púlpito y, lejos de desdecirse, se ratificó en las denuncias y afirmó que los encomenderos no podían salvarse si no dejaban libres a los indios y que irían todos al infierno si persistían en su actitud explotadora. El sermón provocó todavía mayor alboroto que el del domingo anterior, y los oficiales reales enviaron al rey cartas de protesta contra los frailes.

Fray Antón Montesino fue enviado a España para dar cuenta y razón de su sermón al rey. Tras muchos impedimentos, logró entrevistarse con el anciano monarca, a quien expuso un largo memorial de los agravios de los conquistadores contra los indios: hacer la guerra a gente pacífica y mansa, entrar en sus casas y tomar a sus mujeres, hijas, hijos y haciendas, cortarles por medio, hacer apuestas sobre quién les cortaba la cabeza de un tajo, quemarlos vivos, imponerles trabajos forzados en las minas, etcétera.

Texto: Fuente externa

diciembre 20, 2021

RENE DEL RISCO BERMÚDEZ

 

RENE DEL RISCO BERMÚDEZ, Recordándolo en el 49 aniversario de su fallecimiento

La noche del 20 de diciembre de 1972, René del Risco Bermúdez acudió a una cita con el destino en la avenida George Washington –el malecón de la ciudad capital. Era una cita al parecer ineludible, a juzgar por las veces que había sido presentida: una cita con la muerte prematura, muerte a destiempo junto al mar que el poeta amaba.


El hecho trágico que enlutó a su familia también ensombreció y traumatizó al mundo de las letras, y entre los escritores jóvenes y menos jóvenes se extendió un sentimiento de vacío y orfandad. No era, ciertamente, para menos. A los “treinta y siete años y en perfecta salud”, Whitman había comenzado a publicar sus Hojas de hierba. Casi a la misma altura de la vida, en pleno goce de sus facultades intelectuales, René del Risco Bermúdez se retiró bruscamente del escenario en que había obtenido el más amplio reconocimiento, llegando a ocupar un espacio privilegiado, único entre los miembros de las nuevas promociones. De hecho, y a pesar de su partida a destiempo, se reveló como el más sobresaliente talento literario de su generación, quizás de varias generaciones.



Del Risco nació en 1936 en Macorís del mar, tierra de peloteros y poetas, y en la práctica soñó con ser ambas cosas. La pelota, como deporte, se respiraba en el aire: la poesía la llevaba en la sangre, siendo nieto de Federico Bermúdez, el notable cantor de Los humildes. Hoy se sabe que descolló como animador, publicista, narrador y poeta, aunque no como pelotero. Eso sí, fue fanático irreductible de los Tigres del Licey.

Como tanto jóvenes de la época, Del Risco participó –ya se he dicho- en la lucha política antitrujillista dentro del Movimiento Revolucionario 14 de junio y conoció temprano la cárcel –“fruta negra”, la llamaba Roque Dalton. Allí sufrió vejaciones y torturas que no doblegaron su espíritu, pero dejaron huellas en su cuerpo, un cuerpo que mostraba las clásicas quemaduras de cigarrillos en las espaldas y señales inequívocas de martirio en las uñas.

Antes y después de su breve estación en el infierno, desempeñó variados oficios y al parecer alguna vez quiso ser abogado, según demuestra el hecho de haberse inscrito en la Facultad de Derecho de la universidad estatal, única a la sazón en el país. Por lo demás, no hay que acudir a su biografía para obtener información pormenorizada de primera mano. Muchas de sus empresas en la lucha por la vida –incluyendo su “fracaso como pelotero”- están documentadas en unos versos de iniciación que hoy resultan casi sorprendentes por su carácter festivo, excepcional y extrañamente festivo:

yo caí, me recogieron,

me acostaron en el jón,

y en aquella situación

¡momento grave y severo!

dejé de ser pelotero

y cambié de profesión.

He tenido profusión

de profesiones y empleos;

he dado mil zigzagueos

en una y otra cuestión.

He vendido desde ron

hasta espacios de parqueos,

........................................

“Qué es usted? Si me preguntan

en un barrio: “¡Locutor!”

en un salón?: “¡Escritor!”

en un patio?: “¡Tamborero!”

en la iglesia soy santero

y en la calle...Yo, que soy

Por el mismo estilo, Del Risco amaba definirse como “poeta y cumbanchero”, y al decir de alguno de sus íntimos quería que le pusieran este mote en su epitafio. Afortunadamente se destacó más como baladista que como cumbanchero: Del Risco escribió, en efecto, letra de canciones de inspiración honda y genuina, entre las cuales se recuerdan “Si nadie amara”, , “La ciudad en mi corazón”, “Mira qué mundo”, “Así, tan sencillamente” y “Una primavera para el mundo”. Algunas de éstas alcanzaron éxito en las voces de notables intérpretes de la talla de Horacio Pichardo, Francis Santana, Fernando Casado, Niní Cáfaro, Luchy Vicioso, Felipe Pirela y Marco Antonio Muñiz.

Por añadidura, el hombre fue un brillante publicista. Publicista, quizás, a regañadientes, a contrapelo de su vocación literaria, quizás a contra conciencia, quizás como simple manifestación de su desbordante energía intelectual. No se sabe. En todo intento de aproximación a una vida y una obra cabe un margen razonable de duda. De lo que nunca podrá dudarse es de su humanidad y talento.

René vivió agobiado quizás por un presentimiento o vocación de muerte prematura. En más de un sentido, su arte poética es anticipación y presagio de la muerte, de muchas formas posibles de la muerte, entre ellas la muerte física y la muerte por inmersión social, la muerte por asfixia que conduce al conformismo. En más de un texto, en serio y en broma, se describe suicida. La descripción es acertada porque casi todo en él va de la mano de la muerte, la muerte que percibe próxima, posible, la muerte convidada.

Ansiedad de muerte y ansiedad de vida se corresponden con su personalidad ciertamente compleja. Es neurótico, por supuesto, hipersensible, depresivo, tal vez más autodestructivo que suicida, aunque nadie está más cerca del suicidio que un depresivo. Con frecuencia recurre a somníferos, recurre a la bebida y lo justifica porque “hay necesidad de ti, salobre vino hermano”. Por ser mal bebedor, hace mala bebida y hace crisis. El hecho en que perdió la vida permanece ambiguo: un accidente suicidio, uno de los pocos hechos ambiguos de su biografía. Pero su muerte era anticipada.

Por otro lado, mucho ha contribuido la maledicencia a difundir la tesis del suicidio, alimentando el mito de un René asqueado de sí mismo en cuanto revolucionario enganchado a publicista. Posiblemente René sufrió sus contradicciones como han testimoniado sus más cercanos amigos, y sobre todo sus más cercanos enemigos. Dejó constancia de ello en más de un poema memorable, y más específicamente en “Entonces, ¿para qué”, el último del libro:

Para que entonces, si sabemos

que esta hoja de parra del amor mentiroso

se cae a cada instante y nos desnuda

y nos muestra tal como somos

hipócritas, cobardes, ingenuos a propósito,

verdugos,

lamedores a sueldo del látigo y el palo...

A pesar de todo, René no traicionó sus ideales. Vendió “su fuerza de trabajo”, no su conciencia. Probó el buen vino y el éxito económico, más no perdió la moral. Alejado de la política militante, vio caer a sus compañeros y los incluyó en su registro poético, dejando constancia de su adhesión a la lucha. Inútil es buscar motivos que no existen. La muerte de René del Risco y Bermúdez –el más dotado narrador y poeta de su generación- estaba escrita en su obra.

Texto: Pedro Conde Sturla

diciembre 19, 2021

Vinicio Franco

 Vinicio Franco

Vinicio Antonio Franco Rodríguez nació en Puerto Plata, 14 de septiembre de 1933, mejor conocido como Vinicio Franco, fue uno de los cantantes más importantes e icónicos de merengue en República Dominicana.


Mejor conocido como Vinicio "Mambo" Franco. Como casi todos los cantantes de la época en que se desarrolla este artista, inició su carrera cantando en las llamadas "alturas", o en los denominados "kilómetros" en la ciudad capital que se identificaba como Ciudad Trujillo, nombre que se le dio en el año 1936, para satisfacer la vanidad insaciable del dictador Rafael Trujillo. En esos sectores estaban los establecimientos de las llamadas zonas de tolerancia y sus propietarios, para darle buen servicio musical a la muy numerosa clientela contrataban los mejores músicos y cantantes populares para amenizar cada noche los bailables. Por esos lugares desfilaron los mejores: Francis Santana, Joseíto Mateo, Luis Vásquez, y un largo etc. En el centro de diversión "Recreo de Turismo", en el año 1952, se inició Vinicio Franco. Esa fecha marca una trayectoria artística de mucha incidencia en la historia del arte popular. Su primera grabación la realiza en el año 1957 con la orquesta de Antonio Morel, para el sello "Guarachita" de Radhamés Aracena: "Apágame la vela" un muy divulgado merengue escrito por Bienvenido Brens y la salve "Oye Nena" de Alexis Camilo Morel. Los dos temas tienen una buena acogida por el público, especialmente "Apágame la vela" que a tantos años de esa primera versión ha sido grabado por varios grupos musicales del continente. Con la orquesta de Antonio Morel el nombre de Vinicio Franco se da a conocer en nuestra geografía. Fue cantante titular de la Super Orquesta San José en La Voz Dominicana, actuando en la televisión con esa agrupación musical. Formó parte del Combo Show de Johnny Ventura. Participó en la grabación del tema "Ah, yo no sé, no" de la autoría de Johnny Ventura y Mundito Espinal", que mereció un disco de oro por sus voluminosas ventas. Con la orquesta de Rafael Solano laboró por años realizando presentaciones en todo el territorio nacional y varios países del continente. Participó en grabaciones con la orquesta del reputado músico para el sello Kubaney, siendo suceso musical su versión de "Siña Juanica", merengue de Félix López con Armando Beltré y Rico López. Vinicio Franco ha hecho grabaciones, siempre interpretando merengues, para el sello Ansonia de New York. Agotó una larga temporada actuando con su grupo musical en el prestigioso hotel Casa de Campo, situado en el mundialmente conocido polo turístico de la ciudad de La Romana. Ha actuado en Venezuela, Curazao, Colombia, Argentina, New York, Miami y varias ciudades de la Unión Norteamericana con un repertorio que sobrepasa las 450 canciones y con una carrera artística de 60 años.

Don Vinicio Franco falleció en el día de ayer, 19 de diciembre, luego de estar varios días ingresado, fruto del COVID 19.

¡¡¡Jamás será olvidado!!! Paz a su alma

Texto: Nelson Rodríguez

noviembre 24, 2021

Enrique Blanco

 

Enrique Blanco fue, el conquistador de la montaña. En el aniversario #85 de su muerte.

Nació el 14 de enero de 1907, en la sección de Don Pedro, La Peña, en la entonces comunidad de Tamboril, en la provincia de Santiago, siendo en orden cronológico el noveno hijo de Eugenio Blanco y la señora María Ubaldina Sosa.



Su padre, en la sección de Don pedro Abajo y regiones aledañas, era conocido como una persona de absoluta seriedad y bien dedicado al trabajo que le valieron de estimación y respeto y le valieron para que se le llamase don Gengo. Procrearon 10 hijos:

María Ismaela (Fallecida en la infancia), Jesús María; Estebanía Librada, Ramón Eugenio (Geno), Luis María "Churo"; Julio Antonio "Chingo"; María Bienvenida; Rafael Enrique "Enrique Blanco" y Edilia Victoria.

Su madre murió en el 1929 antes de que su hijo menor de los varones se convirtiera en el defensor de los principios fundamentales de la dignidad humana cuyo acto trajo la despiadada extinción de casi el total de la familia por parte del tirano.

Enrique Blanco, como su padre, desde niño trabajó junto a sus hermanos en los quehaceres de la agricultura. Se ejercitaba en actividades deportivas y fue conocido en su comarca como un recio y aguerrido bateador.

Solo alcanzó el primer grado en la escuela campestre, razón por la cual casi no sabía leer ni escribir. Su modo de conversar era inculto y había en sus expresiones tosquedad y rudeza pues hablaba común y corriente como el arcaico campesino cibaeño sin escuela.

Cuando estaba en la edad entre 18 y 19 años, decide la liberación de la tierra que le vió nacer e ingresa al ejército nacional. Entre los años 1925 y 1926, durante el régimen constitucional que presidió el general Horacio Vásquez Lajara, para canalizar sus apiraciones militar, acudió a un amigo de su padre, al general Pedro M Estrella "Don piro", valeroso hombre de armas, quien enganchó a Enrique como raso del ejército Nacional.

En el desempeño de sus funciones era arbitrario y estimaba sus deberes más allá de los reglamentos, actitud que hacía que sus compañeros fueran renuentes a practicar el servicio junto a este personaje.

De esa época le deviene el apodo del cabo, pues un alto jefe militar dispuso que fuera jefe de patrulla, es decir, que fungiera como Clase frente a los otros rasos que integraban una patrulla y fue así por mucho tiempo.

En una ocasión al celebrarse una fiesta en el poblado de Boca Chica, se presentó en estado de embriaguez, provocando un tremendo enfrentamiento donde hirió a varias personas, y un disparo con el revolver que portaba alcanzó a una señora transeúnte, la cual expiró al ser llevada a la beneficencia que hoy es llamado Hospital Padre Billini

En este hecho resultó herido de arma blanca en una de sus clavículas, pero sin trascendencia.

Investigado el caso, fue sancionado con seis meses de reclutamiento en la Torre del Homenaje, pena que no llegó a cumplir, pues asuntos especiales del movimiento político, obligaron un movimiento de tropas, lo que aprovecho el alto militar que le era afecto, para levantar la sanción, poniéndolo en libertad y en actitud de servicio.

La forma de proceder durante su primer alistamiento lo inhabilitaron para ser admitido en el realistamiento, dado al cúmulo de faltas disciplinarias en su Libro récord y que el comandante de la 17º compañía del E.N. donde el raso Rafael Enrique Blanco Sosa, prestaba servicio, desestimo el deseo del mismo y, por el contrario, recomendó su no recibimiento, pues en la vida militar éste privilegio sólo lo tenían los observadores de una conducta que los hiciese acreedores a tal merecimiento, lo que era ganado con disciplina, corrección y espíritu.

Lo que, según el informe del capitán, el Raso Blanco Sosa con su temperamento jamás amoldó la disciplina militar, era un adicto a las bebidas alcohólicas y un emprendedor jugador de dados.

Estas recomendaciones motivaron que Enrique Blanco no continuara en el E.N., y lo obligaron a retornar a su patria chica de Don Pedro Abajo, donde se dedicó a su habitual ocupación de agricultor a pequeña escala, ya que los terrenos que disponía su padre eran escasos.

Las circunstancias especiales que cambiaron la política a principio de 1930, al quebrantarse el orden constitucional, y el manto Cívico del 23 de febrero de 1930, le brindo la oportunidad al ex raso Enrique Blanco retornar al rescinto del cuartel, teniendo cabida para los primeros meses de ese mismo año, ingresando al centro de enseñanzas que para ese entonces estaba ubicado en el kilómetro 9 de la carretera Duarte y que comandaba el capitán José Navarro Mejía del Ejército Nacional.

Después de servir al ejército en los en el comienzo de la dictadura de Trujillo, decide desertar de manera misteriosa se llevó consigo el arma de reglamento y se le acusaba de haberle dado muerte a un compañero de armas convirtiéndose así en el hombre más buscado durante la dictadura.

Como es normativo fue puesto en todas las guarniciones del país, mediante Orden Especial, en la que se daban informe del hecho e instrucciones de hacerlo preso, con la advertencia de estaba armado de un revolver marca Smith & Wesson calibre 38 que debía ser recuperado, dejándose entrever que su persecución revestía mucho riesgo más bien por su peligrosidad pues teniéndolo de valiente y muy decidido, lo juzgaban capaz de defender a muy alto precio su libertad y su vida.

Con lógica apreciación la jerarquía militar creyeron que se refugiaban por los predios de Don Pedro, donde estaban su padre, hermanos y demás familiares, por cuya razón fueron enviadas patrullas a su persecución y captura, pero da la impresión de que su captore en principio buscaban al compañero de armas.

Cuentan que en una ocasión mientras Enrique Blanco jugaba una partida de dados, y en el momento de más concentración aparecieron unos guardias, pero a estos reconocerlo como amigo y compañero de armas, ignorando que era este le preguntaron ¿Dónde está Enrique Blanco? a lo que este respondió mirándolo fijamente "No ta aquí, busquelon pa la capitai"

Instruido por un compañero de arma, quien le dijo que si devolvía el revolver que era lo que a los militares interesaba dejarían de buscarlo, entonces decidió entregar el revolver con el cual había desertado lo remitió al Coronel Luis Veras Fernandez, del E.N., quien para ese entonces comandaba la fortaleza San Luis siendo llevada el arma por su padre y el alcaide pedáneo de la sección de Don Pedro Abajo, es señor José Blas, tan pronto el ejército recupero el arma se suspendieron las patrullas para su captura.

Esta suspensión de actividad para capturarlo se mantuvo por casi dos años durante los cuales se le veía en fiestas y galleras sin embargo el Ejército ni la policía municipal nunca lo molestó.

Cuando todo se puso al rojo vivo debido a las muchas muertes que se le atribuían, la tregua fue levantada y las persecuciones se aumentaban violentamente. Entonces para esa época fue cuando Enrique Blanco inició la comisión de actos delictivos que inquietaron de sobremanera a los habitantes de los lugares que hacía sus movimientos.

En esa etapa es que Enrique Blanco visita al vecino país de Haití, y visito a un papá Bocó Haitino quien le preparo un ensalmo para que ni las balas, ni los cuchillos entrasen por su cuerpo, por lo que con dicho conjuro ningún mortal podía darle muerte, ni mucho menos herirlo, entregándole sendos amuletos que ni para bañarse podía quitárselo.

Habiendo conseguido esto Enrique Blanco le preguntó si era posible que otro brujo le quitara dicha magia y el brujo haitiano le racionó diciendo que no.

Entonces este le pregunto que quien podía darle muerte y el brujo le contesto Dios y yo entonces Enrique Blanco se abalanzó hacia el brujo haitiano dándole una estocada que le provocó la muerte dejando el conocido refrán "Más vale por si acaso que un yo lo pensé".

Es a partir de ese entonces que Enrique Blanco se sabía inmune al puñal y las balas, también sabía que al único que tenía este poder él lo había ya eliminado.

Se llego a decir que Enrique Blanco era brujo y que era visto cuando les pasaba a los guardias por el lado.

Era tan grande el temor que se le tenía que los guardias al ubicarlo en un lado se iban para el otro por no encontrarse con él.

Como Enrique Blanco conocía de palmo a palmo todas las secciones, llanos y montañas y regiones colidantes al municipio de Tamboril y Santiago el ejército rondaba todas partes tras él y empezaron a detener a todas las personas que pidiesen darle alimentos o le diera alberge.

A Enrique Blanco se le atribuía crímenes que jamás cometió, se le achacaban cosas de tres lugares distintos y casi al mismo tiempo, también lejanos a su demarcación.

Pues bien, Enrique solo andaba con un puñal hasta que una noche sorprendió a un policía en la carretera mientras le estaba haciendo el amor a una joven coqueta de Gurabo, en la carretera de Santiago Puerto Plata, quitándole un revolver que portaba y el cinturón con balas de este.

Ahora aparte del puñal largo y afilado ya Enrique Blanco tenía en su poder un revolver y 38 a 50 cápsulas a su disposición la cuales iba emplear depende de la circunstancia.

Enrique Blanco tenía fama de buen tirador, de eso aparte de las normas y reglas adquiridas por instrucciones o enseñanzas, poseía el don de naturaleza donde ponía el ojo ponía la bala. Según la versión de Domingo Pantaleon, contó que siendo militares juntos él y Enrique Blanco después de recibir nomenclaturas de fusil Máuser, la cual es teoría básica de esta arma, y con los cinco disparos que hizo Enrique Blanco marcó cinco dianas o seas, dio en el centro del tiro al blanco, y el director asombrado, como los demás compañeros paro la práctica de tiros para darles explicación de este caso excepcional.

Entonces dijeron que era una Chepa (Para lo que no son dominicanos es lo mismo que suerte) y lo pusieron a tirar de nuevo y repitió la misma acción a lo que respondió el instructor ¿y de donde salió este hombre? "Ese debe ser el diablo".

Gregorio Polanco conocido por todo el pueblo dominicano como Gollito, fue un general de montonera, matrero, ocurrente, aparte de su valor bien probado, se le atribuyen graciosas anécdotas con injuicioso sentido filosófico. Su más conocida fue la repuesta a Trujillo, cuando este le pidió opinión de su criterio sobre su gobierno Gollito le respondió "Bueno General Trujillo, el tabaco es fuerte, pero hay que fumarlo".

Enrique Blanco incursionaba por los predios del general Gollito, en la sección de Pontezuela al medio que queda colindante con Don Pedro Abajo se acercó a dicho general para pedirle ayuda económica, la cual obtuvo, pero aprovechando el general Gollito para decirle estas palabras "la verdad Enrique Blanco que en estos contornos tú y yo somos los únicos con calzones en la Bragueta. A lo que contesto Enrique Blanco "No señor general, el único macho de pelo en pecho eh ute que por aquí a peliado de frente y atacando, yo en cambio vivo huyendo para defenderme y evitar caer en mano de quienes me persiguen".

Enrique Blanco le gustaba exigir silencio leal, discreción absoluta a todos cuanto le conocían o le prestaba ayuda dándole comidas y alojamiento ocultaste. Un acto desleal del que Enrique Blanco se enterara era motivo para enfurecerse y tomar represalia entonces cruzaba la raya de la amenaza y le daba una pela o los mataba.

Los campesinos vivían de la sugestión pues de un lado el ejército le obligaba a la información delatora y por el otro lado Enrique Blanco le obligaba al silencio, esta era la difícil situación del campesino era como aquel dicho "Palo si boga, palo si no boga".

Alfredo Cruz ejercía el comercio a pequeña escala, tenía un colmado en el paraje Viejo y quien algunas veces, Enrique Blanco acosado por el hambre acudió a su puerta pidiéndole proveerlo para saciar el hambre.

Una noche Alfredo dormía en dicho colmado, junto a un hermano, y al llegar Enrique Blanco y llamarlo, Enrique Blanco solicitó que lo proveyera de pan, queso, tabaco y una botella de ron.

Mientras se demostraba solícito a complacerlo y daba conversación entretenida, el pulpero había mandado a su hermano a buscar al alcaide pedáneo Pedro Pérez, el que enseguida recluto ocho hombres armados y rodearon la casa comercio, Enrique Blanco reunió todo lo que fue a buscar en su macuto y listo para irse, dándole un jalón al pulpero con brusquedad diciéndole "Alfredo mandaste a buscar a las autoridades, me denunciaste, y tú sabes lo que yo le hago a los deslenguados... pero a ti no te voy a matar porque me ha quitado el hambre muchas veces". Y dirigiéndose al alcaide pedáneo le dijo "Pedro voy a salir, te advierto que hoy es día de Corpus Cristy y no quiero matar a nadie... Así lárgate con la gente para no joderte".

Al instante hizo un disparo que perforo el zinc del colmado lo que bastó para que el alcalde y acompañantes se despistaran, huyendo a to meter, mientras Enrique Blanco con aire displicente, salió al camino e iba disfrutando del pan y del queso, y dándose un petacaso de ron caballito que era el ron que le gustaba.

Como otros relatos es bueno escuchar, aunque en diferencia de lugares y la manera como sucediera, en el caso del compadre de Enrique Blanco donde este le fue en solicitud de albergue, quien con fingida complacencia le dio recibimiento que aparentaba beneláito, acomodándole en una rancheta conuquera, también le dio una suculenta cena, con su botella de ron y su tabaco por lo que Enrique Blanco se sentía totalmente hospedado.

Transcurrido el tiempo el compadre considero bastante tiempo para estar dormido, con todo sigilo llegó al puesto del ejército Nacional, que estaba cercano a su casa, retornando con tres militares y como práctico al fin al entrar primero al indicado rancho cayo con la frente abierta.

Enrique Blanco se había vuelto un experto en la escapada pues los guardias al tropezarse con el muerto solo vieron el celaje del hombre que buscaban.

Cuenta que una vez a referirse a su compadre dijo: "Me ha dado mucha pena haber matado a mi compadre Memecio, pero él fue el que se buscó su muerte, porque él sabía bien que yo no perdono a los traidores y me traicionó.

Enrique dándole fama de ser implacable con los traidores motivado por la postura del alcalde Pedaneo de la Almendra que por el cumplimiento de su deber al percatarse que Enrique Blanco estaba por los predios informo a los guardias y esto enviaron fuerzas a perseguirlo.

Enrique Blanco jamás fue visto por los guardias, pero como era amigo del alcalde considero su postura como un acto de traición a su persona y a su amistad, eran verdaderos motivos para no dejarlo sin sanción, por lo que tomo la reacción de asediarlo de la manera que le fuera conveniente.

Ya fuera tocándole las puertas, enviándoles mensajes amenazantes con familiares y personas del lugar así le recargo el temor al alcalde que opto por abandonar sus tierras, su mujer y sus hijos huyendo por lo que en su comunidad empezaron a llamarle el manilo.

De las muertes a supuesto traidores una de la que más se menciona es la de Mon Cigarro, Ramón Motas se le apodaba así porque siempre en la boca llevaba un cigarro de los denominados túbanos o pachuché, era un agricultor de profesión algunas veces cambiaba por la de chofer, estaba siempre al Servicio Informativo del gobierno, en la persona del Comisario de la policía Municipal o del Coronel del ejército de Santiago, Mon Cigarro conocía muy bien a Enrique Blanco de forma idéntica Enrique Blanco lo conocía a él, habían crecido juntos y además eran muy buenos amigos.

Una vez, había salido a recorrer el campo, y en la sección de jaragua Mon Cigarro se tropezó con Enrique Blanco, donde celebraron el encuentro pues hacía tiempo que no se veían. Allí compartieron largamente despidiéndose satisfactoriamente de haberse encontrado, y donde volverían pronto a hacerlo.

Tan pronto Mon Cigarro, retornó a la ciudad llevó a conocimiento al jefe de la policía municipal que para esa época se le denominaba comisario, todos los pormenores de su conversación con Enrique Blanco y plantearon estrategias para su captura.

El plan consistió en que mon en vez de policías o militares, llevaría civiles amigos que reclutaría con tentadoras ofertas que lo estimularían en la acción. Además, fue una orden de la cual no se podían resistirse, pues el desacato a la misma implicaba una sentencia de muerte.

Mon se situó en el sitio acordado, pero Enrique Blanco lo esperaba desde su escondite y lo observaba todo y le disparo un proyectil en la misma boca, mon cae desplomado al instante, rodando por tierra y revolcándose en su propia sangre, hecho que ni siquiera vieron los que le acompañaban.

Un día Enrique Blanco evitando el cerco que le puso la guardia se encontró con Rosendo, una persona conocida suya y después de conversar ambos siguieron en contrarias direcciones, cerca de donde se despidieron a Rosendo lo sorprendió la guardia que lo interrogó acerca de que, si conocía a Enrique Blanco o lo había visto por esos lugares, respondiéndole éste que, si lo conocía, pero de verlo ni un rastro por esos lugares.

Pero sucedió algo que para Rosendo fue inexplicable siempre al rato le salió Enrique Blanco y quiso explicarle lo de su entrevista con la guardia, pero Enrique Blanco lo detuvo y le dijo: "No me diga na., yo lo he oí to... así deben ser los hombres para defender los amigos porque hoy por mí y mañana por ti, soy tu amigo y puede contar conmigo para cualquier cosa, porque no hay hombre sin hombre ¡Adiós hasta después!".

Se cuenta que al transcurrir el tiempo en el mismo lugar de Quinigua, en una tienda que fue levantada improvicionalmente instaladas por buhoneros que van los días de pago a la factoría y plantaciones agrícolas, Rosendo discutió acaloradamente con un forastero, dicho forastero sacó un largo cuchillo y procedió enterrárselo a Rosendo pero antes de poder hacerlo recibió un tiro en el pecho cayendo muerto por una bala escupida desde el revolver de Enrique Blanco quien antes de marcharse le dijo a Rosendo "Tuve yo te lo había dicho hoy por mí, mañana por ti".

Enrique Blanco, también les arrancó el pudor a muchas mujeres de la zona, tomaba a las mujeres de las zonas en continuos actos de violación.

Ya perseguido en todos los lugares, llegó a un campo del municipio de Gaspar Hernández, precisamente en la casa de Alonso Sosa hermano de su madre a quien sus familiares le llamaban Papá Alonso.

Pero en el sito que había recibido la confianza de sus familiares, Enrique Blanco, rapto a su prima hermana la hija de Alonso, éste con la condición de padre ofendido apeló a proceder a la justicia a su indigno sobrino que lo burló en su propia casa.

Basado en la querella El sargento Teodoberto Blanco Castro puso dispuso patrulla permanente tras la búsqueda del raptor, pues la guaría no le perdía ni pie ni pisa. Enrique Blanco en una desesperación juró que se vengaría del sargento, venganza que cumplió asesinándolo.

También mató al raso Camilo Jáquez (Camilito) del Ejército Nacional quien había pedido permiso para ver a su madre que se encontraba enferma. El raso vio a Enrique Blanco portando un puñal a la vista lo que le pareció sospechoso (aunque no conocía a Enrique Blanco), le exigió que le entregara el puñal, pero Enrique Blanco haciendo que fuese a acatar la orden sacó el revolver del macuto, haciéndole un disparo que le atravesó el corazón dejando a Camilito tendido en el suelo.

Tras la muerte del raso del E.N. fue cuando empezó a circular la versión de que Trujillo daba dos mil pesos y la insignia de teniente del Ejército a quien capturara vivo o muerto a Rafael Enrique Blanco Sosa.

Enrique Blanco fue agrandando el radio de sus operaciones lo que fue un estrecho círculo familiar se extendió por casi toda la región cibaeña y a veces muchos lugares del noroeste.

Cuando esto sucedía, llegaron a Trujillo las expresiones emitidas por Enrique Blanco: "En el ejército hay uno, que si nos pechamos frente a frente debe ganar el que tire primero y es el teniente Mingo Peña, los demás uno por uno no se puede enfrentar conmigo porque le tiembla las manos, esas partidas de cobardes to me tienen mieo"

Sucedía que Mingo Peña, era íntimo amigo de Enrique Blanco y compañero de juego de vicio.

Trujillo lo había cancelado y no hacía mucho que lo había a mandado a buscar nuevamente a su servicio con el rango de primer teniente. Y al notarse las expresiones de Enrique Blanco fue ascendido a Capitán, llamándolo el mismo Trujillo a su despacho en el palacio Nacional, y diciéndole usted está enterado de las expresiones de Enrique Blanco acerca de lo que sucedería si ustedes dos se encontrasen y en caso de que se batan a tiros y le ordenó: "Vaya a su encuentro y le aconsejo que tire primero ¡Buena suerte, Capitán Peña!".

En cumplimiento de la orden, el capitán Mingo Peña con una tropa por él comandada, acorraló a Enrique Blanco y muchos militares perdieron la vida, encontrándose entre ellos el civil Mon Germosén Santana, íntimo amigo de Enrique Blanco, quien fue fusilado en los tres troncos de mango en la sección de Veragua, por encontrársele el revolver del raso Camilito.

Pero en esta operación, Enrique Blanco volvió a Salir ileso por su agilidad y destreza.

Cuentan que fueron inútiles las trampas que por el camino les tendían, hasta que apareció un brujo que dijo que, si le entregaban todo lo que pedía en cuestión de días o tal vez horas, atraparía el hombre que venía azotando a las autoridades y civiles de la zona. Trujillo entonces mandó al comandante que le entregaran todo lo que pedía dicho brujo para realizar la arriesgada misión.

Inmediatamente, al lugar llegaron diez caballos negros, todos con arnés y nueve hombres a los cuales se le había dado la aureola de valentía y decisión y con el brujo completarían los diez. A cada uno se le asigno un caballo.

Entonces, vestidos de trajes blancos confeccionado para el efecto, se tiznaron el rostro y salieron a recorrer los campos donde Enrique Blanco había establecido su guardia. Todos agotados por el cansancio de recorrer y recorrer sin éxito en sus fines. Toda la comarca y alrededores aprovecharon el vado de un riachuelo que bordeaba por verdes y frondosos árboles, se echaron al suelo para el descanso entre las sombras.

Pero no bien se habían tirado uno de los jinetes con los ojos de mensurados abierto, que brotaban casi a salirse de órbita, pregunto a sus compañeros: ¿Como es que habiendo salido 10 habemos 11?

Y de manera desorbitadas todos se montaron a los caballos, picaron sus espuelas y se olvidaron de la misión de capturar al ya terrorífico Enrique Blanco.

Como ya sabemos del rapto de su prima y los crímenes cometidos indujeron a Teodoberto Blanco Castro a disponer sistemáticos servicios de ronda en su demarcación y demarcaciones aledañas para capturar a Enrique Blanco y ordenó la persecución, cateo de las casas de todas las secciones y parajes como Ojo de Agua, Veragua, Joba Arriba, la Piragua, magnate, Bejuco Blanco, la Monteda, El peñón, Agua Clara, Río Piedra, La Hicotea, Yerba Buena, Boba, Sabana Cajuiles, Los Pomos Boca de Orí, Los Guao y muchos Otros. Ya la venganza contra el Sargento venía jurada.

Para tal propósito, decidió asaltar el cuartel del Ejército Nacional, para llevar a cabo su venganza contra el Sargento Blanco Castro trazó un atrevido plan estratégico, haciéndose llamar el Capitán Dulce, reclutó 20 campesinos que produjo temor, entre lo que encontró el Alcalde pedáneo de la Monteada , el señor Ningo Estrella como su ayudante , obligándole a una acción que todos ignoraban ; allí se apersonó al Cuartel del Ejército en la población de Gaspar Hernández, donde dormían el Sargento y los rasos Martín Santos Florentino y Tulín Núñez (El Burro), y allí le ordenó al Alcalde que llamara para hacer entrega de los presos que llevaba.

Cuando esto sucedía, uno de los detenidos, le dijo que entrara por el patio que estaba abierto, lo que aprovechó Enrique Blanco para llegar donde dormía el Sargento Blanco Castro.

El 22 de octubre de 1936, Enrique Blanco asesino a mansalva al Sargento Teodoberto Blanco Castro mientras dormía, le hizo 4 disparos. En el hecho dejo herido levemente al raso Núñez, pero el raso Martín Santos Florentino, logro reaccionar golpeando uno de sus acompañantes, pero recibió un golpe contundente del revolver de Enrique Blanco.

Pues bien, según lo concibió, ordenó a un campesino de apellido Rodríguez a cortar el cable que unía a Gaspar Hernández con Puerto Plata, olvidando cortar el cable que unía con la comunidad de Sánchez, que fue la vía que utilizaron para informar el hecho hacia Puerto Plata y de ahí a la capital de la República.

Cuando la información llegó a Trujillo este impartió una drástica medida de captura contra el hombre que había sembrado el terror en esta comunidad. Un guardacostas con un contingente bélico zarpó de San Soucí llevando especiales instrucciones hasta capturarlo.

Con estrategias y posiciones militares, con rondas patrulleras diurnas y nocturnas, bloquearon carreteras, caminos vecinales, trillos y veredas; las casas de los campesinos eran requisadas y la garantía de vida de los familiares y amigos del fugitivo era muy remota.

El 24 de octubre de 1936, aparecieron asesinados Ramón Eugenio Blanco Sosa y Jesús María Blanco Sosa, cuyos cadáveres tenían señales de ahorcamiento, perforaciones de balas y heridas de armas blancas. Se mandaron autoridades investigadoras, pero todos en el pueblo sabían que su único delito era ser hermanos de Enrique Blanco.

Días más tarde, en el patio de la familia Gutierrez, apareció asesinado debajo de una mata de uvas de playa en una horqueta que le servía de sostén, el raso Julio Antonio Blanco Sosa (Chingo) también hermano de Enrique Blanco. Chingo se había alistado en el Ejército Nacional y asignado al escuadrón de caballería duro varios años allí, pero por desgracia fue llevado a prestar servicio en Pedernales y cuando el acoso de su hermano fue llamado por el coronel Joaquín Cocco hijo ordenándole perseguir a su propio hermano, algo que fue impedido por otro alto militar allí presente.

Más luego apresarían y darían muerte a Eugenio Blanco padre de Enrique Blanco, ciudadano ejemplar querido y respetado. Fue lanzado en el trayecto de Puerto Plata a la altura de la desembocadura del rio Gen en Gaspar Hernández, con los pies y manos con una pesa encima para que siempre fondearan el mar.

Al encontrarse la reconexión telefónica apareció la cédula del Individuo que Enrique Blanco había mandado a cortar los cables, el individuo delato los nombres de los acompañantes de Enrique Blanco en el asesinato del sargento Teodoberto Blanco Castro.

Todos fueron capturados y llevados a la fortaleza San Felipe, donde el capitán Arturo Mañe supo respetar sus integridades físicas, pero al amanecer, en la loma Isabel de Torres, el Capitán Andújar al llegar a la sección La Ermita, fusiló a 12 de los presos y otros ocho en Boca de Gen.

Lo que fue sin duda un vil genocidio.

Enrique Blanco se veía cada vez más acorralado, su fuera y movimiento se veían perdiendo imposible de vulnerar sabia la gravedad de su caso tenía tres Alternativas:

1) Hacerle Frente al enemigo

2)Entregarse

3)Suicidarse.

La primera ni la segunda serian jamás parte de su caso, puesto que en varias ocasiones había dicho que no lo haría. “Yo no me entregaré, de eso puede estar seguro” mientras mostraba sus pies hinchados, “Quizás sea la última vez que nos veamos don Juan, así que mientras tanto, barriga jalta, corazón contento”. Así contó Juan Ramón Ramos del que era su amigo de infancia que le había dicho días antes de su desenlace.

Así fue como el 24 de noviembre de 1936, Enrique Blanco tomo su revolver, su inseparable amigo y se suicidó dándose un balazo en la sien derecha, a las 11 de la noche en la sección Aguacate Arriba, dándole la instrucción a un joven campesino de nombre Delfín Álvarez García para que cobrara la recompensa de su muerte.

Delfín Álvarez dio su versión al señor Enemencio Bencosme alcalde de la sección Aguacate Arriba "le había disparado en la sien derecha mientras Enrique Blanco dormía un placido sueño en la finca de don Fife" luego le enseño el revolver que portaba Enrique Blanco con el cual según el le había dado muerte.

Decidió ir con el joven héroe, acompañado de moradores del lugar, entre los cuales iba su esposa y un grupo de tropas comandadas por el sargento Peralta al que apodaban "la liza"; luego se le unió un capitán con la odiosa fama de crueles para ir al lugar.

El cadáver de Enrique Blanco fue trasladado a la comandancia del Ejército Nacional en la ciudad de Moca, donde lo esperaron miles y miles de espectadores, y fue paseado en macabra exhibición por las calles de Santiago, donde las personas con los rostros compungidos se reunieron al sepelio.

El 25 de noviembre de 1936, la camioneta que exhibió su cuerpo llegó a la sección del ingenio Arriba. Militares reclutaron a varios hombres que, sin mortaja ni ataúd, tiraron su cadáver a la fosa.

Así termino la existencia del hombre más temido, respetado, odiado y admirado Rafael Enrique Blanco Sosa

En 1978 por diversas construcciones que empezaron a erigirse los restos de Enrique Blanco fueron recogidos y expuestos en una mesa envuelta en la bandera nacional como homenaje a quien fue considerado uno de los primeros luchadores Antitrujillistas.

Un incidente se produjo al momento de dar cristiana sepultura a sus restos en el municipio de tamboril cuando el comandante regional del Ejercito y el fiscal de Santiago en ese entonces trataron de arrebatar los despojos fúnebres a los ciudadanos que incluso los calificaron de santo.

Enrique Blanco fue sepultado en el cementerio de Tamboril, pero años más tarde su tumba fue desaparecida para dar paso a una construcción y solo queda el recuerdo de este hombre cuyas hazañas son narradas en un merengue a su honor que le compuso el maestro puertoplateño Wilfrido Vargas que se titula “Enrique Blanco fue el conquistador de la montaña”

Texto: Henry Espinal