Ercilia Pepín. Conmemorando el nacimiento de una de
las más grandes dominicanas de nuestra historia.
AMBROSIA ERCILIA PEPIN ESTRELLA. Nació 7 de diciembre
de 1886 en Santiago de los Caballeros, República Dominicana.
Huérfana y de muy escasos recursos, su asistencia a
los pocos centros de enseñanza de la época fue muy precaria, pero esto no
impidió que se auto educara y fuese nombrada en 1901, con apenas 14 años, como directora
de la Escuela de Niñas de Nibaje.
El éxito alcanzado por Ercilia en el desempeño de su
labor le valió la designación, en 1908, como profesora de Ciencias Matemáticas,
Física y Naturales del Colegio Superior de Señoritas de Santiago.
Ercilia Pepín instituye el desayuno escolar, dota de
laboratorio el plantel donde trabaja, fue la creadora del uso del uniforme para
en las escuelas, a quienes exigía una veneración inmaculada, cuando el Himno
Nacional era interpretado. Fue quién ordenó izar y arriar el pabellón nacional
todos los días; hace respetar los símbolos patrios; se empieza a cantar en la
escuela y las clases de inglés son regulares.
Desde 1909 hasta 1916, se dedicó a impartir docencia
privada a grupos de jóvenes, para formarlas como maestras normalistas y
bachilleres en Ciencia y Letras, sin descuidar sus clases oficiales.
En 1920 funda el Colegio México de Señoritas. Ercilia
ha sido distinguida y homenajeada por figuras intelectuales de la categoría de
Fabio Fiallo, Luís C. del Castillo, Félix Evaristo Mejía y Arístides Fiallo
Cabral. A ellos también se suman los hermanos Federico Henríquez y Carvajal y
Francisco Henríquez y Carvajal, este último, esposo de la primera poetisa
dominicana, Salomé Ureña, a quien Ercilia admiraba y glorificaba, que, sin
haberla conocido, se ha convertido en la continuadora de su patriótica y
beneficiosa misión como educadora.
Y en el 1913 obtiene su título de Maestra Normal,
haciéndose acreedora de los elogios del jurado examinador por la calidad de la
tesis presentada. Desde el 1910 hasta 1920 luchó activamente en pro de los
derechos de la mujer en relación con su capacidad natural para instruirse al
igual que el hombre y ser apta para el desempeño de funciones públicas de
responsabilidad, expresándose de la siguiente manera: “Hora es ya de que el
legislador dominicano, inspirándose en los verdaderos fueros de la democracia,
otorgue a la mujer, los privilegios que el Derecho Público va otorgando ya…” Se
solidariza con actos patrióticos contra dictaduras y tiranías, repudiando
enérgicamente la invasión norteamericana a República Dominicana.
Hace suyos los movimientos guerrilleros de países
hermanos por la libertad y la democracia. Algo especialmente memorable es la
carta que dirigió al General Sandino, al enviarle la bandera de Nicaragua,
bordada por las niñas de su escuela. Y en 1927 colabora con el comité pro-libertad
y democracia de la República de Haití. En el año 1921, el Gobierno Militar de
Ocupación yanqui, le extendió el nombramiento de delegada de la República ante
el Congreso Panamericano del Feminismo a celebrarse ese año en Baltimore.
Ercilia se niega a aceptarlo y puntualiza: “No podría ir a representar a mi
país al extranjero, llevando credenciales escritas por los jefes de las fuerzas
invasoras de mi Patria.” En reconocimiento a su labor docente y a su lucha
librada contra la ocupación del país por los vecinos del norte, el Ayuntamiento
de Santiago la declara Hija Benemérita de Santiago en el año 1925.
Trabajadora, decidida y enérgica, patriota, ante todo,
rechaza con valentía los desafueros tiránicos de Rafael L. Trujillo. Aquejada
por una enfermedad terminal y previendo su próximo fin, solicita de su amigo,
el Arq. Rafael Aguayo, la construcción de su tumba, cuyo diseño le entrega,
para ser construida en el Cementerio Municipal. Una vez terminada, va a
visitarla y a darle su aprobación.
Esta valiosa mujer, decana de la educación y forjadora
de maestros, hombres y mujeres de bien, falleció en su ciudad natal Santiago,
el 14 de junio de 1939 y su muerte causo un gran pesar en el pueblo y en todo
el país.
Santiago en pleno se volcó a desfilar detrás del carro
fúnebre que la condujo a su lugar de descanso, en una demostración de amor,
agradecimiento y respeto a esta gran mujer, que lo dio todo por la educación,
por sus conciudadanos y por el respeto a la mujer.
Hoy día, varios centros educativos, parques de recreación, escuelas y calles dominicanas, fueron nombrados con el ilustre nombre de la insigne maestra y feminista, Ercilia Pepín.
No hay comentarios:
Publicar un comentario