Nombres de Calles y avenidas de nuestra ciudad
Por Ángela Peña
Algunos consideran que la designación de una avenida
con el nombre del Cuerpo de Marina de los Estados Unidos fue una decisión de
Trujillo para congraciarse con los norteamericanos. Aunque la apreciación pueda
encerrar algo de verdad, lo cierto es que integrantes de ese organismo
ofrecieron su tiempo, su ayuda humanitaria y expusieron sus vidas al prestar
servicios a los capitaleños desde que se desató el ciclón del 3 de septiembre
de 1930.
Pero el nombre de la avenida que honraba recordaba y
agradecía a los pilotos y a la entidad que los representaba fue borrado. No se
sabe si sus rótulos desaparecieron porque oficialmente se ordenó eliminar la
denominación o si las avenidas Del Puerto y presidente Caamaño lo absorbieron.
Se llamaba “U S Marine Corps” y era la parte del Malecón que se extiende desde
el “Paseo presidente Billini” hasta la margen occidental del río Ozama. Luis E.
Alemar la describe como “prolongación del Malecón”.
Ocho años después de ocurrido el siniestro,
dominicanos y norteamericanos ofrecieron elocuentes demostraciones de hermandad
al reunirse en la inauguración de esa importante vía. El Gobierno en pleno,
instituciones culturales y sociales, diplomáticos y norteamericanos residentes
en el país asistieron al acto en el que después de interpretados los himnos de
las dos naciones y de impartir la bendición, se descubrió una tarja de tan
significativo valor que mientras la develaban un batallón del Ejército Nacional
rendía honores y lanzaba una salva de artillería.
Los extranjeros confirieron al gesto tanta importancia
como los criollos. Antes de que los altos jefes de la Marina americana
arribaran a “Ciudad Trujillo” por el aeropuerto de Miraflores, el capitán R. R.
Emmet, comandante del poderoso acorazado “Texas” visitó al secretario de
Relaciones Exteriores, Arturo Despradel, al jefe de Estado Mayor del Ejército
Nacional, Héctor B. Trujillo y al presidente del Ayuntamiento, Virgilio Álvarez
Pina y cuando estos reciprocaron la visita “las baterías” del buque blindado
les rindieron honores de ordenanza. Trujillo también visitó el acorazado al
concluir las celebraciones.
El domingo de la inauguración un escuadrón integrado
por 40 potentes aviones estadounidenses presentó antes de aterrizar un vuelo en
formación sobre la ciudad, que duró 20 minutos.
Además de las maniobras aéreas y de los desfiles
militares tuvieron lugar espléndidas recepciones en la legación de Estados
Unidos donde los invitados fueron atendidos por R. Henry Norweb, Enviado
Extraordinario y Plenipotenciario, y su esposa Emery May, y en los salones del
Palacio Nacional “regiamente adornados con bellas flores naturales, trofeos de
banderas dominicanas y norteamericanas enlazadas”, donde prevalecieron las
“rosas, bellas mujeres y música gratísima”, como galardón para el brigadier
general William P. Ushur y el coronel Roy S. Gieger, del U. S. Marine Corps.
Un gran número de capitaleños estuvo presente en la
apertura de esta avenida donde Álvarez Pina relató que “un día, el Cuerpo de
Marina de los Estados Unidos, fiel a sus gloriosas tradiciones de valor y
humanidad, hizo la ofrenda de sus auxilios y su consuelo a nuestra acongojada
ciudad, destruida por la violencia del furioso vendaval”.
Agregó que “el tres de septiembre de 1930 los aviones
del Cuerpo de Marina de los Estados Unidos plegaron sus alas para traernos el
necesitado socorro de los primeros auxilios”. La inauguración se efectuó el 12 de
febrero de 1939.
Servicio humanitario. Tan pronto el U. S. Marine Corps
se enteró del desastre, el coronel R. M. Cutts, comandante de la brigada de
dicho cuerpo en Puerto Príncipe, envió a la capital dominicana su escuadrón
aéreo bajo el mando del “mayor Davis” con médicos, alimentos y medicinas.
Además, el mayor comandante del Cuerpo con sede en Washington
despachó con su aeroplano al coronel Roy S. Gieger para prestar ayuda
adicional. Gieger estuvo como un símbolo en la inauguración de la avenida. El valiente
aviador voló “entre lluvias y tormentas. Mientras pilotos menos curtidos que él
permanecían en tierra, él cumplió su misión con coraje y habilidad plausibles”.
En sus palabras de agradecimiento el general William
P. Ushur expresó: “Con corazón lleno de entendimiento nuestro comandante lo ha
enviado para que participe en esta ceremonia”.
Cuando “las violentas fuerzas de la naturaleza
castigaron salvajemente la ciudad, todos los servicios públicos y privados se
paralizaron”, recordó Ushur y “nuestros corazones y nuestras almas respondieron
inmediatamente a vuestras desgracias…”.
Manifestó que el Cuerpo de Marina es la más antigua
organización de Estados Unidos y tiene “altos ideales y orgullos de tradición y
servicio”. Añadió que “el uniforme no apaga la llama del humanitarismo”.
En 1939 se nombró una avenida “U.S. Marine Corps” en
agradecimiento a ese apoyo, como se denominaron “Danae” y “Crucero Ahrens”
sendas calles en gratitud por ayudas ofrecidas en situaciones catastróficas.
Los norteamericanos han invadido la República en dos
ocasiones lamentables y existe un justificado rechazo por las intromisiones. En
1930, sin embargo, no vinieron a ultrajar la soberanía. En una foto antigua de
la vía alguien escribió en fecha reciente: “Avenida U. S. Corp” (sic) bautizada
así para honrar a los marinos que vinieron a mancillar el nombre de los padres
de la patria…”.
Los datos para este reportaje fueron tomados de los
periódicos La Opinión y Listín Diario, de la Revista Militar, de 1939, y del
libro sobre Santo Domingo de Luis E. Alemar, de 1943.
Foto: Calle "Danae" en Ciudad Nueva, foto de
la década del 30
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