El naufragio del USS MEMPHIS según los informes del departamento de marina, al conmemorar los 105 años de su naufragio frente a las costas dominicanas, el 29 de agosto del 1916
El 29 de agosto amaneció un día estupendo con una
ligera brisa del NE; a mediodía el termómetro marcaba 26º, dos menos de lo
habitual.
El “Memphis” seguía fondeado a media milla de tierra,
en 17 metros de fondo y con nada menos que 128 de cadena, lo que indica que
Beach no se confiaba de la zona.El Memphis estaba fondeado en la desembocadura
de un río, completamente abierto desde el E al WSW y en una zona donde los
vientos dominantes (componente E-12 nudos en Agosto).
Cerca del río Ozama estaba el centro histórico de
Santo Domingo y la fortaleza Ozama, coyunturalmente ocupada por los marines y
convertida en “Fort Ozama”, y entre dicha fortaleza y el “Memphis” (a unos 500
metros del crucero) estaba fondeado el cañonero “Castine”, un cascajo de 22
años que había tenido que ser cortado en dos y alargado hasta los 62 metros de
eslora para hacerlo más estable.
Sucesos en la tarde del 29 de agosto2.50 p.m. salida
hacia tierra del equipo de béisbol del crucero y algún “franco de paseo”.
También el almirante salió “franco”: en principio él y el comandante estaban
invitados a un concierto en la Catedral a primera hora de la tarde, pero,
hábilmente, Beach alegó trabajo pendiente y Pond desembarcó acompañado de un
par de ayudantes para, ya en tierra, reunirse con el cónsul norteamericano
antes del concierto.
El Capitán de Fragata Bennett comandante de Castine se
encontraba visitando al dentista en el Memphis” y su lancha llegó al portalón a
la 1:00 p.m.)
3:15 p.m. una anormalidad fue detectada en el acto por
el Segundo a bordo el CC Williams, que supervisando el adrizamiento de un
chinchorro se percató de un atípico balance. Williams echó un vistazo al
barómetro comprobó que marcaba 30,09 pulgadas (1.019 milibares “no usual”, pero
lo cierto es que estos 4 milibares estaban por encima de la normal para esta
zona en agosto.
Williams transmitió esto Beach quien se encontraba con
la visita de Bennett y salieron los tres a cubierta, hacia alta mar se veían
olas de considerable tamaño acercándose desde el SE.
3:30 p.m. el “Castine” daba serios bandazos y, en
tierra, estaba formándose una peligrosa rompiente. Ambos comandantes debieron
pensar lo mismo y, mientras Bennett salía en una lancha. Beach ordenó levantar
presión en las calderas; eran las 3;30 p.m. y por fuerza hubo de pensar que de
salir todo como en el último “ejercicio” tendría presión hacia las 4:10 p.m.
Una de las lanchas enviadas por el Segundo a bordo ya había entrado en puerto,
pero, visto el aspecto que tomaba la rompiente, el comandante ordenó hacer
regresar a la que todavía estaba en camino; antes de que pudiera izarse la
señal, la embarcación también cruzó la barra y se coló en el río, por lo que
Beach ordenó hacer señales a la guarnición de “Fort Ozama” en el sentido de
retener en tierra ambas embarcaciones y el personal anexo.
3:30 p.m. la cosa empezó a ponerse fea; el problema
era un horrible balance que, además de disminuir la eficiencia del carboneo
“manual” de las calderas, hacía que algunas olas que ya empezaban a romper lo
hicieran en la cubierta de botes, enviando cascadas de espuma a través de los
ventiladores y “apagando” los ánimos de personal y el material. Se suponía que
tapar dichos ventiladores era trabajo de los chicos de máquinas, pero por allí
todo el mundo andaba paleando carbón
3:50 p.m. dos embarcaciones más de una del “Memphis” y
otra del “Castine” habían sido despachadas fuera de la rada con idea de
recogerlas en sondas mayores y con olas más manejables, los pasmados ocupantes
del crucero vieron cómo su atiborrado bote a motor aparecía por la boca del
río, de regreso a bordo, una maniobra carente de sentido por la imposibilidad
de izarlo, pero ni siquiera hubo ocasión de hacer el intento porque a mitad de
camino la embarcación zozobró causando la muerte a 25 de sus 31 ocupantes.
La lancha había naufragado a unos 300 metros del
“Castine” y más hacia tierra, justo cuando tras levantar una precaria presión,
su comandante se disponía a abandonar el fondeadero; Bennett intentó ayudar
entrando en rompientes peores que las que trataba dejar atrás hasta que, tras
arrojar algunos salvavidas a los náufragos, se vio forzado a salir a alta mar
para evitar que su dotación corriera la misma suerte.
4:45 p.m. Tras embarrancar la mar que rompía contra su
costado fue empujando al crucero hacia tierra
5:00 p.m. Quedó, con la proa a unos 15 metros de
tierra y la popa a otros 30 metros.
Durante un tiempo el crucero permaneció escorado a
babor y balanceándose con cada ola hasta quedar inmóvil y casi adrizado al
perder flotabilidad, pero mucho antes se había agrupado a la dotación en las
cubiertas altas e iniciado el salvamento con ayuda de la población local, la
guarnición de marines de Fort Ozama y los “francos de paseo” que habían salvado
la vida por falta de espacio en la embarcación zozobrada; también estaba en el
acantilado el Contralmirante Pond.
8:30 p.m. Surgieron dificultades con las guías, pero
gracias a los “francos” pudo tenderse un andarivel al que siguieron otros
cuatro y al poco la dotación del “Memphis” desembarcaba al ritmo de cinco
personas por minuto. Uno de los primeros fue el CC Williams, comisionado por
Beach para organizar una recepción en tierra que se presentaba complicada
porque los heridos representaban la cuarta parte de la dotación. Quienes no
estaban en condiciones de agarrarse a un cabo fueron “transferidos” a tierra en
sacos de carbón, aunque para “aterrizajes” peculiares narramos el del barbero
de a bordo, que acabó nadando con un mono a cuestas (ambos se salvaron).
El “Memphis” estaba frente a un suburbio cuya
iluminación dejaba bastante que desear, pero cuando cayó la noche había ya tal
cantidad de mirones con automóviles que el salvamento pudo continuar a la luz
de los faros hasta finalizar.
Texto: Gabriel Atiles Bidó
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